Un punto importante a tener en cuenta son los camioneros, señal infalible de comer abundante, bien y barato. Por carretera, aunque tardemos más siempre hay que parar en LAS ESPIGAS, si circulamos a su altura, giramos el volante para desviarnos y probar sus exquisitas migas extremeñas o el gazpacho rojo con guarnizción.
El restaurante decorado con encanto, cuida muchísimo la cocina de productos locales y recetas caseras. Santiago y Grabriel han heredado las riendas para renovar su gran cocina tradicional, modernizándola para estar a la altura; pero sus platos guisados, siguen siendo un referente. Merece una parada.
Si a ello añadimos la amabilidad y profesionalidad de la familia, el desvío cuando vamos o venimos de Cáceres se convierte en obligatoria.
Reponer fuerzas probar las imbatible tencas de la zona.